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REPOR: Inundaciones de noviembre

El pasado 6 de noviembre Galdakao revivió de nuevo la pesadilla de las inundaciones. La fuerza de las lluvias y del Ibaizabal. Zuazo y Urreta fueron otra vez las zonas más afectadas por el agua, que dejó destrozos en ambos barrios y obligó al Ayuntamiento a convocar una Mesa de Crisis para paliar los efectos de la riada. En Zuazo, una docena de familias tuvieron que ser desalojados de sus chalets y pasar la noche con familiares antes de regresar a sus hogares el lunes. Y los internos en la Residencia San Andrés, cercana a estas viviendas, fueron ubicados en la planta superior para evitar sustos si bien ocho de ellos prefirieron pernoctar en otro lugar. En ese sentido dos microbuses de la DYA permanecieron en las proximidades por si hubiesen sido necesarios más traslados.

Los vecinos de Urreta, por su parte, sacaron los vehículos de los garajes -varios de ellos quedaron anegados- alertados por la Policía Municipal y los desplazaron hasta el patio del colegio, habilitado provisionalmente como parking. En parte, los efectos fueron mitigados por los sacos terreros dispuestos en puntos estratégicos.

En esta ocasión se enfrentaron a las primeras inundaciones sin cortes de luz tras el traslado del transformador eléctrico a un muro más elevado. De hecho, el anterior emplazamiento del centro energético, junto a la iglesia, volvió a sufrir la fuerza de las lluvias. Donde perdieron el suministro fue en Usansolo, que a lo largo del día siguiente fue recuperando la normalidad.

El agua causó menos estragos en la N-634, aunque obligó a cerrar el carril derecho a la altura de la calle Ibaizabal y se padecieron cortes de tráfico desde Erletxes en dirección a Amorebieta.

En opinión del alcalde, Ibon Uribe, “los daños materiales han sido menores que en ocasiones anteriores por la rápida y efectiva intervención de las diferentes partes convocadas en esta Mesa de Crisis, ajustándonos al protocolo de fenómenos adversos elaborado en primavera de este año. Partiendo del protocolo elaborado por el Gobierno Vasco, fuimos adaptándolo a las necesidades de nuestro municipio y los medios con los que disponemos para poder afrontar con un mínimo de garantías situaciones como las que se registraron ese fin de semana”. Los responsables municipales permanecieron reunidos desde las siete de la tarde del domingo hasta pasadas las dos de la madrugada –cuando estaba previsto que se registrara una nueva pleamar-, momento en el que el departamento de Interior rebajó el nivel de alerta del nivel dos al cero.


"Que se construya un muro de contención"

Pese a que la fuerza de las lluvias solo dejó en Galdakao daños materiales el drama de las inundaciones también tiene rostros, en su mayoría de vecinos de Zuazo y Urreta. En el primero de los barrios aseguran que en esta ocasión “el agua llegó a sitios donde antes no lo había hecho”. Es el caso de Antonia, una galdakoztarra que reside cerca del hotel. En su opinión, “antes de hacerse el campo de fútbol no había subido hasta aquí”. Los bajos de su vivienda afirma que “están llenos de humedades y dos bloques tendremos que gastar más de 40.000 euros en solucionarlo”. Esta vecina de Zuazo se muestra “preocupada” porque “si ahora ha pasado esto no quiero imaginar lo que puede ocurrir cuando empiece a llover más en el invierno”. Por esa razón reclama “que se construya un muro de contención mientras esperamos a que se encauce el río”.

En ese sentido fuentes del equipo de gobierno señalan que “se están estudiando medidas transitorias para paliar las inundaciones” al tiempo que aclaran que “se ha solicitado una reunión con el Gobierno vasco para saber en qué fase está el proyecto y por qué está acumulando retrasos”.

En Urreta, el presidente de la Asociación de Vecinos, Marcos Chica, celebra que “no ha habido tantos destrozos como en otras ocasiones”. “El agua saltó por donde siempre, abrimos las alcantarillas que se lo iban tragando y casi no llegó a la carretera”, recuerda mientras ve la necesidad de “tomar alguna medida con URA para que lo solucione”. Y aunque en esta ocasión la virulencia del las lluvias en el barrio no fue la misma que antaño, hubo quienes perdieron mucho. Como Juan Ruiz, quien lleva cuatro décadas padeciendo las inundaciones en su taller de carpintería. “Antes pasaba cada doce o trece años pero ahora es cada año y ya no aguanto más así que lo quitaré de aquí”, reconoce.


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